Fran está gigante, alta, preciosa, vibrante y llena de energía. Le encanta pasear en auto, en colectivo, sueña con ir arriba de un camión. Le encanta las plazas, la arena y el pasto bien verde. Hoy está cumpliendo seis años y cada tantas noches llora queriendo verte y abrazarte. Yo le digo todas esas noches que vos la miras desde la estrella más brillante y que la abrazas en cada salpicón de agua en verano. Todavía se acuerda de vos.
Mamá está flaca, algunos días muy malhumoradas pero el resto de los días está tranquila. Trato de ayudarla y abrazarla aun que me saque cagando. Siempre cuenta las mismas anécdotas como si las hubiera vivido ese mismo día... Mamá te extraña todos los días, las tardes y ni te digo a la noche; aún que ya pasó bastante tiempo desde la última vez que la vi llorar. Ella sabe que la vida sigue aun que la soledad se empeña en agarrarla pero nosotros, acá, todavía la seguimos sosteniendo.
Se ríe, putea, grita como loca. Sigue siendo la misma ariana loca e impulsiva y explosiva.
De vez en cuando se fuma un porro o nos tomamos una cerveza a la noche y ella también, te sigue buscando en la estrella más brillante. Le brinda al cielo en todas las oportunidades.
Vos la conoces mejor que yo y sabrás cuantas cosas atornilladas lleva dentro que no nos deja ver. Trato de levantarla y escucharla siempre pero nunca voy a ser tan como vos.
Lauti, ni te digo. Todos dicen lo mismo: es tú calco.
Se ríe, reniega, grita como loco igual que la otra ariana. A veces mira el cielo y no puede evitar llorar, es tan frágil como eras vos a la hora de soltar las lágrimas. No importa cuando sepas esto, siempre vas a ser su pilar y siempre va a pensar que le faltó compartir más tiempo con vos, pelear, molestar, dormir y coincidir.
Si lo vieras no más, con su novia que siempre lo apoya a ser un poco mejor, a soportar la dureza de crecer, estarías lleno de orgullo. Los dos llorarían tanto de alegría.
Ahora tiene bigote y barba, el pelo más largo y la voz más gruesa que la última vez. Pero sigue siendo tan Lauti que es inevitable también no verte a vos en él.
Algunos días llora, principalmente a la noche. Quisiera poder aconsejarlo tan bien como se que vos podrías pero aun que no pueda, hago mi mejor esfuerzo porque vos dijiste que soy su hermana mayor y quien va a estar y contar él cuando inevitablemente, ustedes ya no estén.
Y viejo, yo no sé. Tengo el pelo largo como a vos te gustaba pero solo que soy una rubia con tremendas raíces. Reniego menos, escucho antes de soltar cualquier queja.
Aprovecho más los momentos, dejé de estar tan deprimida y por fin, de por los fines, dejé ir y superé a Nicolas. Vos que tanto me decías "no es él último en el mundo", después de tanto, pude llegar a eso.
Me fallaron personas que eran únicas, me alejé de otras por pelotuda o por ciega.
Conocí a un chico que me quiere, que quiere a Fran. Que nos quiere a las dos por igual y con mucha fuerza. De vez en cuando sueño en que los presento y que vos decís "llora ella, lloras vos"; Que miren un partido o que hablen de tantas cosas que solo podrían saber ustedes.
Ya sé que nunca más volví a verte desde que te dejamos en el mar pero es que todavía me falta fuerza, agallas, no sé. Pero todavía no puedo terminar de aceptar que estás ahí y yo acá.
Tengo tantos remordimientos, quisiera contarte cara a cara para que me digas que soy una pelotuda y que aún así, sigo siendo tan importante para vos como el día que me conociste.
Perdón si lloro, perdón si me aflijo tan fácil o me enojo por nada.
La primer noche después de te fuiste, soñé con el abuelo. La casa era la misma pero era distinta, mamá me decía que así era la casa cuando eras chico.
Le pregunté que hacía por acá, que por qué venía. Él solo dijo que quería ver como iban las cosas pero yo sabía, en ese sueño, que él venía a buscarte a vos. Sentí confianza y alegría. Al fin te ibas a reunir, después de tantas veces que me contaste que querías verlo otra vez, el vino por vos.
Espero que mi último día en mi vida también vengas a mi y así pueda abrazarte bien fuerte y pedirte tantas disculpas por tantas cosas. Al fin del cuento, mi papá, siempre fuiste vos.
Tengo tantas cosas para contarte, ya pasaron cuatro años... Y no existen los días en que nadie te recuerda. Te amamos, te extrañamos. Y por sobre todo, sabemos que al final del camino, nos vamos a reunir todos.
No sé donde estás, si acá o allá, me consuelo las heridas del corazón dejando todo esto escrito acá. Sabiendo que las emociones fuertes que no sé controlar, desde algún lugar, llegan a vos.
Te extraño tanto, papá.
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